Ruedi Stoop, dueño de una empresa de coches clásicos en Wangen, Suiza, y Aleksandar Rankovic, Product Manager CAR de MOTOREX, conversan sentados a una mesa del restaurante Diner de los años 50 en un edificio anexo a Classic Garage en Wangen. Las luces intermitentes de la máquina de pinball y la jukebox les llevan de vuelta a la era de los pantalones de campana y la ropa deportiva de colores chillones. A través de la ventana al fondo del local, se puede ver a los afanosos mecánicos del equipo de Oldtimer Garage trabajando en el taller.

Ruedi, háblanos de tu empresa.

Me llamo Ruedi Stoop, tengo 59 años, y junto con Patrick Wäspe estoy al frente de la empresa Classic Garage Wangen GmbH, en la localidad suiza de Wangen. Nos encargamos sobre todo del negocio de posventa, es decir que no vendemos vehículos. Nuestra gama de prestaciones comprende todo lo relacionado con las reparaciones: ofrecemos servicios para todas las marcas, todos los modelos y todos los años de fabricación, en particular, para coches clásicos. Es decir, automóviles con más de 30 años. También brindamos asistencia en todas las cuestiones técnicas. Y restauramos vehículos en colaboración con otros especialistas. Estos llevan a cabo trabajos de carrocería, tapicería y chapa y pintura. Tenemos siempre una solución para cualquier tipo de daño. Además, asesoramos a nuestros clientes en cuestiones de seguros y para la compra de vehículos clásicos. Si lo desean, les acompañamos al lugar donde desean comprar el coche y les damos después nuestra opinión. A veces, también completamos proyectos iniciados por otros. Estos son casos particularmente interesantes y exigentes.

¿Qué te ha llevado a especializarte en los automóviles clásicos y cuál es tu fuente de inspiración en tu labor diaria?

La pasión por los coches la heredé de mi padre. Él trabajaba en la «Automobile Revue», la revista de automóviles más importante de Suiza. Y así fue como, ya desde pequeño, pude acompañarle al salón del automóvil. Además, él siempre llevaba a casa modelos interesantes. Esto te predispone ya desde la infancia. El MG de mi padre era un coche clásico que me fascinaba. Tenía el volante a la derecha y las puertas con bisagras en la parte trasera. Siempre tuve claro que un día iba a comprarme un coche de colección. Y antes de comenzar mi aprendizaje de mecánico de automóviles se me presentó la oportunidad de comprar un MGA. Era un coche que había estado abandonado, pero que, sin duda, merecía ser restaurado. Las ruedas ya no giraban, los pedales del freno y del embrague estaban vencidos y oxidados y el motor, así como muchas otras cosas, ya no funcionaban. Pero a pesar de todo, acepté el reto, incluso en contra del consejo de mis padres. Durante mi aprendizaje, el jefe del taller me ayudó y me apoyó mucho en esta labor. Todo esto de los coches clásicos me siguió interesando también después de completar mi aprendizaje.

En el ramo de los automóviles, es bien sabido que la primavera y el otoño son la «temporada alta». Durante el verano, hay menos trabajo, y por eso estos meses se aprovechan para ordenar las herramientas y hacer trabajos de pintura y limpieza del taller. Pero yo quería dedicarme a otra cosa, y así fue como comencé a arreglar coches clásicos. El negocio con los automóviles de colección cobró impulso, y empezó a correrse la voz. Incluso en las carreras de coches históricos, que son mi afición, me abordaban para preguntarme sobre mis vehículos exóticos. La cartera de clientes de coches clásicos creció tan rápidamente que este negocio paralelo se convirtió finalmente en mi actividad principal.

¿Tienes un modelo preferido entre tus coches clásicos?

Me hacen esta pregunta muy a menudo, pero no puedo responderla de forma concluyente. Conducir coches de preguerra es extremadamente exigente. A mí me encantan. Son incómodos, no son rápidos y suelten tener malos frenos, pero la experiencia de manejo es indescriptible. Me gusta también el Golf 1 GTL. Tuve algunos, a menudo oxidados y con muchos kilómetros. Hoy, cuando me siento al volante de un Golf 1 GTL, me siento transportado a mis años jóvenes. Entre los coches de carrera, mi preferido es el pequeño TVR Griffith inglés. Con su motor V8 de 4,7 L, varios cientos de PS y 900 kg es un vehículo extremadamente rápido. En este momento, es mi coche favorito. Pero hay tantos coches estupendos que no podría decidirme por uno en particular.

¿Cómo podemos saber que estamos sentados en un coche clásico?

En la mayoría de los casos, los coches clásicos no tienen sistemas de asistencia al conductor, y los modelos de preguerra no alcanzan altas velocidades. Cuesta arriba, avanzan apenas un poco más rápido que a paso de hombre. El conductor tiene que vigilar siempre la temperatura del radiador. Puede ocurrir que tengas que parar junto a un arroyo para recargar el radiador, y esperar después con el capó abierto hasta que el coche se enfríe, antes de seguir adelante. Con un coche antiguo, nunca debes conducir cuesta abajo más rápido de lo que lo hiciste cuesta arriba, porque el funcionamiento de los frenos no es óptimo. A diferencia de los vehículos nuevos, los clásicos solo tienen un limpiaparabrisas de una sola velocidad que, a decir verdad, es más bien un esparcidor de gotas de lluvia. Los cristales se empañan rápidamente y, sin aire acondicionado, la visibilidad se convierte muy pronto en un problema. Y tampoco la luz es la mejor, en algunos casos todavía tienen instaladas lámparas de filamento. Con sólo 6 voltios, sientes que casi no tienes luces. Como no cuentan con refinados detalles técnicos, si hace calor debes poner las aletas abiertas de cara al viento para que entre aire fresco, o bajar las ventanillas laterales. Algunos están equipados con cajas de cambio de solo tres o cuatro velocidades. Cuando con un VW Escarabajo circulas por la autopista a 120 km/h, la sensación es indescriptible. ¡No hay nada más rápido!

¿Cómo se puede influir en la experiencia de conducción?

Los coches antiguos necesitan un cuidado regular y mucho amor. Siempre hay que prestar mucha atención a los frenos, porque no son autorregulables. Debido al desgaste, el recorrido del pedal de freno aumenta con el tiempo. También es esencial revisar y cambiar el líquido de frenos regularmente. Lo mismo es válido para el aceite de la transmisión, el aceite del eje trasero, el refrigerante y el aceite del motor. Además, con el tiempo hay que recambiar, limpiar y reajustar muchas piezas. Un coche clásico como el VW Escarabajo necesita una revisión cada 2.500 km, ¡algo impensable en los automóviles de hoy en día!

¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de realizar el mantenimiento en el taller?

Recomiendo a todos los clientes un cambio de aceite regular. En comparación con los trabajos de reparación, o incluso con una revisión del motor, el aceite no es particularmente caro, pero es muy importante y evita grandes daños. Los productos MOTOREX cubren exactamente estas necesidades. Aquí encuentro toda la gama de productos, desde aceites monogrados hasta multigrados para el motor, la transmisión y el eje trasero, así como los productos de cuidado correspondientes. MOTOREX, como fabricante suizo que cuenta con su propio departamento de investigación y desarrollo y realiza las pruebas de campo correspondientes con análisis de los aceites y sus mezclas perfectas, es para mí la empresa ideal. Por ejemplo, porque, a diferencia de cualquier aceite de gasolinera, no necesito añadir un aditivo de zinc por separado.

Mensaje a los aficionados a los coches clásicos

Cuida tu coche clásico, porque un coche así no se maneja de por vida. El objetivo es poder transferirlo en algún momento a otra persona. Debes cuidarlo para poder pasárselo a tu hija, tu hijo, un vecino o un amigo. No escondas el coche bajo una cubierta en el garaje. Sal con él a dar un paseo y a llamar la atención con tu automóvil. En Suiza tenemos una gran densidad de coches clásicos y, por desgracia, se ven demasiado pocos en la carretera.

Asiste a un encuentro de coches de colección con tu automóvil u organiza una excursión. Entusiasma a los jóvenes e invítalos a dar una vuelta, para demostrarles que no es un simplemente un coche viejo que traquetea y echa humo. Fueron necesarios casi cien años para pasar del carro tirado por caballos a los modernos automóviles de nuestros días. Los coches clásicos forman parte de esa evolución y, por tanto, de nuestra historia. Nos acompañan en este camino al igual que acompañaron antes a nuestros padres y abuelos. Esta herencia debe transmitirse a las nuevas generaciones. La gente por la calle se alegra cuando ve uno de estos bienes culturales y lo demuestra con una sonrisa. A menudo, esto da lugar a encuentros interesantes y permite conocer gente nueva. Es realmente una experiencia fantástica sentarse al volante de un coche de época.

Más sobre CLASSIC LINE.